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-Hola, quiero pedirte un turno para la revolución solar porque estoy por cumplir años. La carta ya la vi, me la hice con otro astrólogo así que solo quiero ver como va a ser este año para mí…

Es muy común que nos pidan este tipo de entrevista, y no hay error en el pedido. Pero creo que la respuesta a esa demanda podría ser invitar a esa persona a una entrevista un poco más amplia, que le permita tomar mayor conciencia de su momento energético, de su actualidad en el desarrollo de su psique. 

La revolución solar es una herramienta muy útil, muy operativa. Nos permite saber que es lo que nuestro centro de operaciones, nuestro sol, tiene disponible para incorporar en ese período que va desde un cumpleaños al otro. Llamado “año solar”. Es un ciclo, una rueda, un momento con principio, desarrollo y final. Es la carta natal del sol actualizada al año, como si la persona naciera en el año que está corriendo, con el sol en los mismos grados que cuando vino al mundo, pero con los demás planetas dispuestos tal como lo están en el cielo en el año que corre.

Pero si la persona viene justo cuando cumple años, y nos pide que sólo hablemos de su revolución solar, ¿de qué le vamos a hablar? Justamente, nos veremos obligados a hablarle del futuro, de algo que se irá desarrollando pero todavía no se ha convertido en hechos, en vivencias. Y es allí donde los astrólogos hablamos de energía, de climas, de aprendizajes… pero no podemos unir los hechos con los significados, porque ya no practicamos una astrología predictiva. Por lo tanto, no podremos responder a preguntas como ¿voy a conocer a alguien este año? ¿Me va a ir bien en el trabajo? ¿MI hermano que está enfermo se va a curar este año? Porque esas preguntas no son más que un lógico intento de control, que, aun siendo humanamente comprensible, no puede ser mimado por los astrólogos que queremos unir el mundo de los hechos con el mundo de las energías psíquicas.

Es por esto que cuando alguien nos pide la revolución solar, nosotros miramos no sólo eso, sino relojes del tiempo más amplios como el ciclo del sol y la luna progresados, los ciclos de los planetas consigo mismos, los tránsitos de los planetas en el cielo sobre planetas y casas de la carta natal y luego sí, finalmente, la maravillosa herramienta operativa que es la revolución solar. Y todo eso termina siendo aplicado a la carta natal, que no ser dejada de lado en la consulta como algo que no tuviera nada que ver con la revolución solar.  A esto le llamamos “consulta de momento actual”, y puede ocurrir para el cumpleaños o en cualquier otro momento en que la persona desee consultar. 

Cualquiera sea esa ocasión de consulta, tomaremos su carta natal y le aplicaremos una pequeña batería de instrumentos que nos permite ver de manera mucho más global y menos predictiva, como está esa persona energéticamente y que es lo que el despliegue de la vida, (más matemático de lo que quisiéramos), le está pidiendo hoy.

Todo este asunto matemático del tiempo será traducido en términos asequibles, humanos, hasta encontrar, con viento a favor, una pequeña síntesis del momento. El consultante se habrá visto a sí mismo a través de su mapa natal, y habrá echado una mirada al momento que le toca vivir a través de las otras herramientas. Y unirá ambas informaciones: si tiene más entrega a lo que le toca vivir, habitará aún mas su individualidad. Porque nos vamos individualizando cuando integramos algo nuevo.

El astrólogo no es psicólogo, pero muchas veces colabora en el bienestar psicológico. Ofrece un lenguaje para poder comprender el despliegue de nuestro psiquismo como un sistema de energías, generalmente en conflicto. Está perfecto que alguien consulte todos los años si quiere, y también que consulte una sola vez, o que varíe de astrólogo cada vez que consulta. O que consulte sólo cuando desea verse a través de la astrología: todas las opciones están bien. El astrólogo puede hacer un “seguimiento astrológico”, recordarle a la persona su carta y hablar sobre cómo, hoy por hoy, está circulando por distintas partes de su identidad total. 

Pero no deberá crear dependencia. No deberá predecir el futuro. Esto no está dicho desde un juicio moral, sino desde una recomendación profesional. Deberá en cambio respetar a cada consultante como el milagro que es, imposible de ser explicado totalmente solo por una carta natal, y darle herramientas que colaboren únicamente con el ejercicio de su libertad.

La carta natal es un mapa, la revolución solar otro mapa. Los astrólogos los explicamos, los dialogamos y en esa entrevista, surge, como una flor, otro atisbo de conciencia. Una ayuda más para el conocimiento de sí, y para el conocimiento de sí en el tiempo. El conocimiento de mí mismo en el tiempo no es lo mismo que querer saber lo que me va a pasar.

Porque no estamos hechos: nos vamos haciendo.

Adriana Bonazzi